Supongo que ya me doy cuenta de todas aquellas cosas que en su día no quise ver. Sé, ahora sé, que no se pueden formar lazos tan rápido después de romper otros; claro que por entonces yo no quería verlo. Al igual que estaba tan cegada que me era imposible transportar esas mentiras escondidas a nosotros mismos. Repaso los errores que dejé pasar, aún sabiendo que era necesaria su solución. Quizás cada palabra, cada actuación y cada hecho, fuera a formar parte de los pilares de un gran engaño. Pero, está claro, para mí fue mucho más que eso. Formó parte de mi sonrisa bobalicona, de buscar sitios perdidos, compartir recuerdos, soñar, imaginar, afrontar miedos, y por encima la cosa más arriesgada y tonta de todas: amar.
Fue tiempo de vulnerabilidad, fue tiempo de entrega. Abrí mi coraza y te dejé ver los rincones de mi escondite, para ser así más clara y no tener miedo de empezar de nuevo. Tiré los trozos viejos y rotos para un comienzo. Si esto no hubiera acabado me iría mil veces más sola en autobús con tal de hundirme en tus ojos garzos.
Pero se puede decir que nada de eso va a pasar. Que ya no te haré esas ñoñerías innecesarias que tanto me gustaba regalarte. No volveré a sentirme afortunada de tenerte, sin embargo tampoco desdichada de haberte perdido. Simplemente, te irás de aquí. Poco a poco me olvidarás, dejarás de saber quien soy, no escucharás mis palabras ni las recordarás, no estará presente el tacto de mi piel ni el sabor de mis besos. Reharás tu vida, o mejor dicho, intentarás hacerlo. Seguirás cayendo continuamente en los errores que te marcan, seguirás escondiéndote, no lucharás.
Habría librado mil batallas con tal de tenerte conmigo, pero me toca pelear por mí. Al igual que sé todo aquello, también sé que no te necesito. Voy a seguir mi propio camino, y no estás presente en él. Tal vez tarde tiempo en olvidarte, pasen días donde la nostalgia me invada y te eche de menos, pero mis ojos volverán a brillar con una luz aún más fuerte. Llegará el día donde te odie. Llegará el día donde te quiera. Y después de las emociones que me caracterizan, llegará el día donde me serás indiferente.
Entonces te darás cuenta de lo que has perdido, mientras yo disfruto de lo que he ganado. Aprenderé de esto y me servirá para fortalecerme y afrontar mejor las situaciones.
Esta vez sí, con el corazón en la mano, me despido de ti. Y te agradezco, con verdadero amor, el que me hicieras feliz el tiempo que estuviste conmigo.
Adiós, pajarito.
lunes, 19 de noviembre de 2012
domingo, 9 de septiembre de 2012
Aquello que más deseas...
Te aferras a que todo va a salir bien, las cosas mejorarán y no habrá de que preocuparse. Cierras los ojos y el corazón a esa idea que te atormenta por las noches, pues no quieres ni imaginarte lo que puede suceder. Parecen ir mejor, de vez en cuando. Caes. Te levantas. Vuelves a caer.
Hasta que llega un momento en que te das de bruces contra el suelo, la calzada se vuelve un enorme vacío, y sigues cayendo... Sin final, cada vez más hondo. Es entonces cuando los fantasmas que quisiste ahuyentar vienen para atormentarte. Y no hay forma de escapar, de huir de ellos, por mucho que no quieras verlo sabes que está ahí. Solo te queda hacerle frente. Porque de lo contrario sería solo egoísmo... Puro egoísmo. Hay personas que te necesitan, y quieren que estés a su lado.
En ese momento vas a verlo, lo que tanto has temido, te enfrentas con ello y tienes miedo... En verdad las cosas están mucho peor. Más de lo que te pudieras haber imaginado. Un día ya no mueve las piernas. No te aprieta la mano cuando la sostienes con la tuya. Después tampoco te habla. No abre los ojos cuando vas a verle. Y te dicen... Que todo va a ir a peor.
Te das cuenta de que la familia no viene desde lejos para reunirse en una sala de habitación que lleva su presencia desde semanas porque vaya a mejorar, pueden ver lo malo, y quieren despedirse... O al menos comprobarlo con sus propios ojos. Te preguntas si han perdido la fe. La cabeza gacha de unos y sus profundos ojos bañados en tristeza te dan la afirmativa.
La gente te dice "Lo siento". Vuelven las preguntas. ¿Acaso no debería tener esperanzas?, te dices. ¿En verdad está todo perdido? No sabes qué hacer, por una parte te sientes estúpido en pensar que tal vez un día abra los ojos y pronuncie alguna frase, una palabra suelta, aunque debido a la falta de práctica en los últimos tiempos sea difícil de reconocer. Quizás un "gracias", "os quiero", o un simple "hola". Anhelas las cosas que antes parecían tan simples y sencillas. Quieres oír eso porque necesitas que alguien te diga que en verdad merece la pena. Buscas en el fondo de tu corazón la respuesta a tus preguntas... Te das cuenta de que empiezas a hacerte a la idea. Las lágrimas de tus ojos dan la razón.
Te dices que no deberías estar triste, que tienes que ser fuerte. Ves a las personas de tu alrededor y te sientes pequeño e insignificante. ¿Es que soy el único que no aguanta más?
Crees que estabas acostumbrado... No es la primera vez que miras a la muerte a los ojos y piensas que por ello podrías pasarlo de forma más leve... Pero te das cuenta, de que para un verdadero Adiós, nunca se está preparado.
domingo, 1 de abril de 2012
¿Miedo de la oscuridad?
Hoy me he dado cuenta de algo.
Los cuentos de hadas y princesas, los vampiros y las hadas, todos existen. Las criaturas de nuestras más terribles pesadillas o más bellos sueños.
Lo creáis o no, están presentes, pero de una forma distinta a como las narran los relatos, de una forma dónde no duele tanto verlos, dónde parecen más reales de lo que son... De una forma menos ficticia dónde si podemos creer en ellos, pues están a nuestro alrededor cada día, aunque no nos demos cuenta. Quizá porque no queremos verlos, o por el simple hecho de que somos tan ajenos de lo que se cuece cerca nuestra cómo de lo que ocurrirá el día de mañana.
He conocido los lados más dulces de las personas, bellas criaturas de cuerpos delicados que se esconden porque temen que les hagan daño, pero tratándolas adecuadamente, son extraordinarias.
He descubierto las caras opuestas de una misma moneda, he sabido lo que es el dolor y la alegría, la tristeza y la pena, he aprendido a reír, he conocido la soledad.
He visto seres que se esconden tras una máscara, al igual que otros a los que no les importa ser vistos; unos pocos que saben leer en el corazón de las personas...
Otros tanto a los que les gusta hacer daño y disfrutan con el dolor, algunos que se mantienen al margen de todo... Y cada una de estas criaturas es distinta a la anterior, y tan magnífica como su personalidad dicta.
Y hoy me han mostrado a los hombres-lobo. No son tan peludos como los pintan, ni quizá tan horribles. Son seres opuestos, esclavos de sus instintos salvajes, de esa parte dónde solo hay un cazador que quiere sangre.
Pero, otro lado de ellos tiene miedo a hacer sufrir, sabe que es peligroso y no desea dañar a nadie.
Al menos, mi hombre-lobo es así.
Ahora me pregunto si debería temerlo, pero confío tanto en él que soy tremendamente estúpida al pensar que no me hará daño.
No me alejaría de su lado ni aunque en sus ojos apareciera el brillo salvaje que tanto debería asustarme. Intentaría por todos los medios hacerle volver, que fuera él de nuevo, que la bestia no se le llevara... Y también soy lo bastante inteligente como para saber que no volvería ante mis suplicas y ruegos.
Pero... sí, ciega y tontamente, me he enamorado de un hombre-lobo. Y él no sale las noches de luna llena.
Los cuentos de hadas y princesas, los vampiros y las hadas, todos existen. Las criaturas de nuestras más terribles pesadillas o más bellos sueños.
Lo creáis o no, están presentes, pero de una forma distinta a como las narran los relatos, de una forma dónde no duele tanto verlos, dónde parecen más reales de lo que son... De una forma menos ficticia dónde si podemos creer en ellos, pues están a nuestro alrededor cada día, aunque no nos demos cuenta. Quizá porque no queremos verlos, o por el simple hecho de que somos tan ajenos de lo que se cuece cerca nuestra cómo de lo que ocurrirá el día de mañana.
He conocido los lados más dulces de las personas, bellas criaturas de cuerpos delicados que se esconden porque temen que les hagan daño, pero tratándolas adecuadamente, son extraordinarias.
He descubierto las caras opuestas de una misma moneda, he sabido lo que es el dolor y la alegría, la tristeza y la pena, he aprendido a reír, he conocido la soledad.
He visto seres que se esconden tras una máscara, al igual que otros a los que no les importa ser vistos; unos pocos que saben leer en el corazón de las personas...
Otros tanto a los que les gusta hacer daño y disfrutan con el dolor, algunos que se mantienen al margen de todo... Y cada una de estas criaturas es distinta a la anterior, y tan magnífica como su personalidad dicta.
Y hoy me han mostrado a los hombres-lobo. No son tan peludos como los pintan, ni quizá tan horribles. Son seres opuestos, esclavos de sus instintos salvajes, de esa parte dónde solo hay un cazador que quiere sangre.
Pero, otro lado de ellos tiene miedo a hacer sufrir, sabe que es peligroso y no desea dañar a nadie.
Al menos, mi hombre-lobo es así.
Ahora me pregunto si debería temerlo, pero confío tanto en él que soy tremendamente estúpida al pensar que no me hará daño.
No me alejaría de su lado ni aunque en sus ojos apareciera el brillo salvaje que tanto debería asustarme. Intentaría por todos los medios hacerle volver, que fuera él de nuevo, que la bestia no se le llevara... Y también soy lo bastante inteligente como para saber que no volvería ante mis suplicas y ruegos.
Pero... sí, ciega y tontamente, me he enamorado de un hombre-lobo. Y él no sale las noches de luna llena.
domingo, 22 de enero de 2012
Cuando muera...
No tengo claro lo que quiero hacer antes de morir, pero seguramente pediría algo imposible como volver a ver a mi madre (¿demasiado típico?). Lo que sí sé es que desearía que mi nombre fuera recordado, aunque hay dos formas: la mala y la buena.
Yo me decanto por la segunda, aunque verdaderamente pocos me conocerán de verdad, pero solo con que ellos me recuerden como una "buena chica", todo habrá merecido la pena.
En realidad no me da miedo la muerte, ni lo que ocurra después de ella. Vaya a dónde vaya, incluso si desvanezco, estaré bien; estoy segura. El daño que pueda suponer a las personas que me quieran es lo que me apena. Espero que no se arrepientan de nada.
Muchas veces sale el que alguien muere después de una discusión y la persona se siente mal por no saber lo que sienten por ella... Tranquilos, si esto sucede, desapareceré sabiendo lo que sentís, no os echaré nada en cara, recordaré lo bueno antes de irme...
Y, si queréis decirme algo, atar un papelito a un globo y enviarlo hacia arriba, dejar que suba. Prometo que, pase lo que pase, lo leeré.
Por muy tonto que os parezca, aunque suene infantil, un acto tan simple me dirá más que ninguna lágrima.
Como sé todo esto también tengo claro que quiero hacer a personas felices aún después de mi muerte, como intento ahora, que sea igual que si siguiera viva.
Esa es la razón que me lleva a donar mis órganos: el que otros puedan disfrutar de ellos, y vivir, ¡es algo maravilloso, nunca os lo perdáis!
Y el que más significado tiene es mi corazón, mientras alguien lo tenga, una parte de mi seguirá viva.
Os pido que no detestéis a quién vive gracias a un suceso como es mi defunción, al contrario, me gustaría que supiera de mi si lo desea. No dudéis el contarle lo que me ha llevado a salvarle.
Y nunca me olvidéis... Esto no quiere decir que tengáis que llevarme flores a la tumba, ya sabéis lo que pienso de ellas: es solo una fría piedra que representa lo que hubo y ya no está.
Por eso yo siempre voy a estar con vosotros, en vuestros corazones, atrapada en una fotografía de un bonito de recuerdo o con mis palabras plasmadas en un trozo de papel.
Una última cosa: no temáis por mi, soy y seré feliz.
Yo me decanto por la segunda, aunque verdaderamente pocos me conocerán de verdad, pero solo con que ellos me recuerden como una "buena chica", todo habrá merecido la pena.
En realidad no me da miedo la muerte, ni lo que ocurra después de ella. Vaya a dónde vaya, incluso si desvanezco, estaré bien; estoy segura. El daño que pueda suponer a las personas que me quieran es lo que me apena. Espero que no se arrepientan de nada.
Muchas veces sale el que alguien muere después de una discusión y la persona se siente mal por no saber lo que sienten por ella... Tranquilos, si esto sucede, desapareceré sabiendo lo que sentís, no os echaré nada en cara, recordaré lo bueno antes de irme...
Y, si queréis decirme algo, atar un papelito a un globo y enviarlo hacia arriba, dejar que suba. Prometo que, pase lo que pase, lo leeré.
Por muy tonto que os parezca, aunque suene infantil, un acto tan simple me dirá más que ninguna lágrima.
Como sé todo esto también tengo claro que quiero hacer a personas felices aún después de mi muerte, como intento ahora, que sea igual que si siguiera viva.
Esa es la razón que me lleva a donar mis órganos: el que otros puedan disfrutar de ellos, y vivir, ¡es algo maravilloso, nunca os lo perdáis!
Y el que más significado tiene es mi corazón, mientras alguien lo tenga, una parte de mi seguirá viva.
Os pido que no detestéis a quién vive gracias a un suceso como es mi defunción, al contrario, me gustaría que supiera de mi si lo desea. No dudéis el contarle lo que me ha llevado a salvarle.
Y nunca me olvidéis... Esto no quiere decir que tengáis que llevarme flores a la tumba, ya sabéis lo que pienso de ellas: es solo una fría piedra que representa lo que hubo y ya no está.
Por eso yo siempre voy a estar con vosotros, en vuestros corazones, atrapada en una fotografía de un bonito de recuerdo o con mis palabras plasmadas en un trozo de papel.
Una última cosa: no temáis por mi, soy y seré feliz.
jueves, 12 de enero de 2012
¿No existen los cuentos?
¿Será todo mentira? Los cuentos de princesas y hadas, los finales felices... ¿Es esto lo que pasa después?
¿Dónde quedaron las risas, los juegos...? ¿Quién tiene la respuesta al por qué que ronda mi cabeza?
Y, si todo ha terminado... ¿No debería dejar el final de atormentarme la cabeza, por qué no puedo conformarme con las primeras bonitas páginas?
Dónde daba igual lo que pensaran los demás, no existían las reglas. Una amistad se empezaba con una cosa tan simple y absurda como que comenzara el recreo y te tocara la zapatilla.. Y las risas eran los mayores testigos de locuras e inocencia sin límites.
Quedadas envueltas en alegría, secretos contados muy bajito al oído, inconfesables cosas que solo nosotras entenderemos.
Y me pregunto que habré hecho mal. En qué he fallado esta vez... Por qué un error ha terminado con todo cuando antes era el comienzo de una nueva historia.
Dice que me he precipitado. No lo creo... 5 meses sin ti, y ni una sola palabra que no fuera grosera lográbamos dirigirnos...
Decía que no te echaba de menos... Estaba segura de ello. Pero si fuera así, si no te quisiera, ¿a cuento de qué lágrimas y llantos? ¿Por qué siento este vacío en el corazón que me oprime el alma?
Las palabras son duras... Duelen, hacen daño. La verdad también.
No seremos amigas, ni ahora ni nunca, no pasara más, ¿no es así?
Te miro y agacho la cabeza. Me pregunto si me habrás visto, si tú también me habrás mirado.
¿Sabes lo mucho que te extraño? ¿Sabes cuánto me duele no tenerte? ¿Lo sientes tú también?
¿Dónde quedaron las risas, los juegos...? ¿Quién tiene la respuesta al por qué que ronda mi cabeza?
Y, si todo ha terminado... ¿No debería dejar el final de atormentarme la cabeza, por qué no puedo conformarme con las primeras bonitas páginas?
Dónde daba igual lo que pensaran los demás, no existían las reglas. Una amistad se empezaba con una cosa tan simple y absurda como que comenzara el recreo y te tocara la zapatilla.. Y las risas eran los mayores testigos de locuras e inocencia sin límites.
Quedadas envueltas en alegría, secretos contados muy bajito al oído, inconfesables cosas que solo nosotras entenderemos.
Y me pregunto que habré hecho mal. En qué he fallado esta vez... Por qué un error ha terminado con todo cuando antes era el comienzo de una nueva historia.
Dice que me he precipitado. No lo creo... 5 meses sin ti, y ni una sola palabra que no fuera grosera lográbamos dirigirnos...
Decía que no te echaba de menos... Estaba segura de ello. Pero si fuera así, si no te quisiera, ¿a cuento de qué lágrimas y llantos? ¿Por qué siento este vacío en el corazón que me oprime el alma?
Las palabras son duras... Duelen, hacen daño. La verdad también.
No seremos amigas, ni ahora ni nunca, no pasara más, ¿no es así?
Te miro y agacho la cabeza. Me pregunto si me habrás visto, si tú también me habrás mirado.
¿Sabes lo mucho que te extraño? ¿Sabes cuánto me duele no tenerte? ¿Lo sientes tú también?
miércoles, 11 de enero de 2012
Deseos de cosas imposibles
De pequeños a nuestros queridos Reyes Magos o a Papá Noel solemos pedirles cosas como peluches, juguetes, castillos, coches... Y esperamos impacientes que traigan nuestros regalos.
Pero si de verdad ahora existieran esos hombrecitos mágicos que satisfacen todos los deseos, ¿qué les pediríamos? Tan solo un deseo.
"Quiero un portátil", imaginároslo, puedes desearlo en ese instante; pero si el día de mañana un miembro de nuestra familia se pone muy enfermo, ¿no preferiríamos haber invertido nuestro deseo en algo más útil y menos material?
Seguro que lo quieres ahora, y te apetece el capricho de tenerlo, ¿pero acaso es eso lo que va a llenar lo que desea tu corazón? ¿Qué es lo que anhelas realmente?
Sé sincero contigo mismo, ¿es algo material lo que te gustaría u otra cosa?
Algo, digamos, más imposible.
Ahora comienza mi reflexión, el debate que tiene mi cabeza sobre dos deseos... Y creo que sé cuál va a ganar.
Una de las cosas que siempre he querido y pedido de todas las formas posibles que se cumpliera es que volviera mi madre. Me gustaría tanto que estuviera aquí conmigo...
Pero pensando en todo lo que se podría lograr con el privilegio de tener un deseo, sé que conseguiría muchas más cosas con otro y haría más bien... Que se acabara el maltrato animal.
Sería algo duro tener que llegar a ello y renunciar a lo que una gran parte de mi corazón quiere, pero es una vida a cambio de miles.
No conozco a todos esos animales que sufren, pero sé que lo que pasa solo uno de ellos es mayor que todo mi dolor, y seguramente también que las calamidades que pueda pasar.
Dejar el egoísmo a una parte... Podéis pensar que es sencillo, incluso lo podréis decir; pero en situaciones como esta es de lo más complicado que puede pasarte.
Desgraciadamente no creo que algo así sea posible nunca, se necesitaría la colaboración de tantos a los que le importan otros tan poco... Pero me gusta tener la bonita idea entre mis manos y moldearla como desee.
Todo esto son caminos por senderos imaginados, donde puedes soñar. Otro "¿y si...?" más que te lleva a recónditos lugares de tu mente aún sin despertar.
Reflexiona, déjate llevar, medita y rectifica.
Pero si de verdad ahora existieran esos hombrecitos mágicos que satisfacen todos los deseos, ¿qué les pediríamos? Tan solo un deseo.
"Quiero un portátil", imaginároslo, puedes desearlo en ese instante; pero si el día de mañana un miembro de nuestra familia se pone muy enfermo, ¿no preferiríamos haber invertido nuestro deseo en algo más útil y menos material?
Seguro que lo quieres ahora, y te apetece el capricho de tenerlo, ¿pero acaso es eso lo que va a llenar lo que desea tu corazón? ¿Qué es lo que anhelas realmente?
Sé sincero contigo mismo, ¿es algo material lo que te gustaría u otra cosa?
Algo, digamos, más imposible.
Ahora comienza mi reflexión, el debate que tiene mi cabeza sobre dos deseos... Y creo que sé cuál va a ganar.
Una de las cosas que siempre he querido y pedido de todas las formas posibles que se cumpliera es que volviera mi madre. Me gustaría tanto que estuviera aquí conmigo...
Pero pensando en todo lo que se podría lograr con el privilegio de tener un deseo, sé que conseguiría muchas más cosas con otro y haría más bien... Que se acabara el maltrato animal.
Sería algo duro tener que llegar a ello y renunciar a lo que una gran parte de mi corazón quiere, pero es una vida a cambio de miles.
No conozco a todos esos animales que sufren, pero sé que lo que pasa solo uno de ellos es mayor que todo mi dolor, y seguramente también que las calamidades que pueda pasar.
Dejar el egoísmo a una parte... Podéis pensar que es sencillo, incluso lo podréis decir; pero en situaciones como esta es de lo más complicado que puede pasarte.
Desgraciadamente no creo que algo así sea posible nunca, se necesitaría la colaboración de tantos a los que le importan otros tan poco... Pero me gusta tener la bonita idea entre mis manos y moldearla como desee.
Todo esto son caminos por senderos imaginados, donde puedes soñar. Otro "¿y si...?" más que te lleva a recónditos lugares de tu mente aún sin despertar.
Reflexiona, déjate llevar, medita y rectifica.
lunes, 2 de enero de 2012
Más que un juego
Me he liado con una chica, es la única forma que se me ocurre de empezar esta entrada nueva. Mi cabeza aún da vueltas en torno a los acontecimientos y se hace miles de preguntas sin respuesta.
Puedo asegurar que lo recuerdo todo borroso, porque sigo sin hacerme a la idea de lo ocurrido; los recuerdos se entremezclan y alborotan.
Esa persona que parece haber dado un giro radical a mi vida se llama Maialen, un nombre tan especial como la situación que encierra.
Ahora tengo la cabeza a reventar de cosas que nadie puede responder excepto yo, pero ni si quiera sé hacerlo. Planteamientos interminables y turbulentos que me ponen más nerviosa a cada frase que escribo. Un poco más y alcanzaré el histerismo.
Se lo he contado a varias personas, y eso debe ser que significa algo para mi... Algo importante, como dice Ángela.
Sigo sin hacerme a la idea, me cuesta pronunciar hasta la palabra bisexual. Por ello me es más fácil escribirlo, algo que me ha ocurrido en numerosas situaciones.
El único miedo que tengo es a perder a personas que son verdaderamente importantes para mi. Lo que piensen los demás me da absolutamente igual, cada uno es libre de hacer lo que quiera. Si ellos no lo entienden, no les juzgo, ignorantes hay en todas partes.
Bueno, el título viene a referirse a que, como bien podréis imaginar, me gustó (y se me escapa una risita nerviosa al escribir esto)... Al principio, al menos. Parecía un simple juego de niños, divertido, nos gustaba. Somos niños. Pero a medida que avanzaba la noche me di cuenta de que era más que eso.. ahí fue el momento en el que dejé a las dudas invadir mi cabeza. Craso error.
Claro, y pensaréis, pues si te gustó, ¿por qué las dudas? Está todo muy claro. Pero no, para mi no es tan sencillo. Fijaos que nunca nos hemos preguntado de pequeños que somos, nos gustaban los de sexo opuesto y ya está, todo bien (hablando en términos generales). A medida que avanza la historia, ¡pum! Todo lo aprendido no sirve de nada, ni la educación que nos dieron, porque las cosas han cambiado para ti. Ya seas bisexual, lesbiana, gay; o simplemente tengas dudas, ¿quién responderá a tus preguntas ahora? Más te vale tener suerte (como yo, no me pienso quejar) y encontrar a alguien que pueda ayudarte y apoyarte...
Y en estos momentos me acuerdo de mi amiga Mariia. Me dijo que había momentos en la vida donde sabías lo que iba a ocurrir. ¡Qué poca razón, querida! Nunca sabes lo que te deparará la vida.
Un día te despiertas creyéndote heterosexual, y al siguiente eres bisexual.
Puedo asegurar que lo recuerdo todo borroso, porque sigo sin hacerme a la idea de lo ocurrido; los recuerdos se entremezclan y alborotan.
Esa persona que parece haber dado un giro radical a mi vida se llama Maialen, un nombre tan especial como la situación que encierra.
Ahora tengo la cabeza a reventar de cosas que nadie puede responder excepto yo, pero ni si quiera sé hacerlo. Planteamientos interminables y turbulentos que me ponen más nerviosa a cada frase que escribo. Un poco más y alcanzaré el histerismo.
Se lo he contado a varias personas, y eso debe ser que significa algo para mi... Algo importante, como dice Ángela.
Sigo sin hacerme a la idea, me cuesta pronunciar hasta la palabra bisexual. Por ello me es más fácil escribirlo, algo que me ha ocurrido en numerosas situaciones.
El único miedo que tengo es a perder a personas que son verdaderamente importantes para mi. Lo que piensen los demás me da absolutamente igual, cada uno es libre de hacer lo que quiera. Si ellos no lo entienden, no les juzgo, ignorantes hay en todas partes.
Bueno, el título viene a referirse a que, como bien podréis imaginar, me gustó (y se me escapa una risita nerviosa al escribir esto)... Al principio, al menos. Parecía un simple juego de niños, divertido, nos gustaba. Somos niños. Pero a medida que avanzaba la noche me di cuenta de que era más que eso.. ahí fue el momento en el que dejé a las dudas invadir mi cabeza. Craso error.
Claro, y pensaréis, pues si te gustó, ¿por qué las dudas? Está todo muy claro. Pero no, para mi no es tan sencillo. Fijaos que nunca nos hemos preguntado de pequeños que somos, nos gustaban los de sexo opuesto y ya está, todo bien (hablando en términos generales). A medida que avanza la historia, ¡pum! Todo lo aprendido no sirve de nada, ni la educación que nos dieron, porque las cosas han cambiado para ti. Ya seas bisexual, lesbiana, gay; o simplemente tengas dudas, ¿quién responderá a tus preguntas ahora? Más te vale tener suerte (como yo, no me pienso quejar) y encontrar a alguien que pueda ayudarte y apoyarte...
Y en estos momentos me acuerdo de mi amiga Mariia. Me dijo que había momentos en la vida donde sabías lo que iba a ocurrir. ¡Qué poca razón, querida! Nunca sabes lo que te deparará la vida.
Un día te despiertas creyéndote heterosexual, y al siguiente eres bisexual.
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)